LA AGRESIVIDAD LINGÜÍSTICA CONDUCE AL RIESGO AL HOCICO, LABIOS Y DIENTES.

Los desaciertos, insultos y embrollos verbales, son agentes de distorsiones muy picantes que obligan a la lengua buscar refugio con el auxilio de los dientes, labios y el componente absoluto de la cara que actúa como protectora subsidiaria, cuando se desata un pandemonio de trompada.

Los embrollos de la agresividad lingüística crean deformaciones horrorosas al rostro humano, los valores estéticos faciales se pierden por rusticas trompadas que se materializan con los embrollos de la lengua que manipulan las agresividad verbales.
Esos Lenguaraz de insultos, insolentes, inescrupulosos, imprudentes y rabiosos conducen la lengua al escondiste y refugio entre dientes, labios y el hocico, que se hacen fiadores responsables de los daños y molestias que la lengua produce, el lenguaraz y vocinglería de la lengua cuenta con la protección de la boca que la esconde al cerrarse, librándose de un puñetazo tosco y rustico o  pinchazo con un instrumento filoso que oculta la estética y limpidez del rostro.
La lengua es el órgano muscular situado en la cavidad bucal que puede moverse gracias a diecisiete músculos estriado inervado por el hipogloso mayor e interviene en la deglución y articulación de sonidos, es el órgano más activo en la comunicación oral de los humanos, la irritación conduce al enojo violento y a la exaltación nerviosa que produce violencia, los signos corporales exhiben incoherencia, el espirito se exalta, la sangre entra en ebullición, hierve formando burbujas y se evaporiza arribando a la furia, obstinación, discordia y las desavenencias hecha disputas  produciendo golpes físico.
Muchos son los ingredientes, factores o agentes que motivan, exaltan e incentivan causas de violencias, Celos entre esposos y novios violentos, malas interpretación de una respuesta, deudas con pagos deficientes, incoherencias en hablantes, conversaciones violentas, insultos y exabruptos cuando se  conduce un vehículo de motor, desacuerdo sin solución entre las partes, el fanatismo que produce el deporte, los extremos religiosos y políticos, todos son factores e ingredientes de ebullición sanguínea que irritan el espirito y la lengua se encarga justificar con su lenguaraz que exalta.
El Celo entre Novios y también entre esposos, ha producido muchas trompadas de ambos lado, pues uno ni el otro aceptan piropos para su pareja, semejante situación se da en el noviazgo donde un pretendiente extraño hasta con la mirada molesta, en cuanto a esa situación las escrituras bíblicas explica esa conducta “Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los Celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza, tampoco dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, sin importar cual grande haga el presente. Prov., 6,34 y 35.
La Histeria es un estado de excitación nerviosa que altera conducta, los estribos anímicos se descarrían captando el bullicio fónico que la lengua incita e incita repetida veces, sus lenguaraz cada momento son causas de tormentos y angustias que motivan trompadas hirientes, las deudas con pagos tediosos conducen al Stree al cobrador que de tantos viajes amenaza con una paliza, los insultos de motoristas analfabetos y sus desorden producen incertidumbres que estimulan a un puñetazo que hiere a los dientes y al hocico porque la lengua lo promueve pero busca refugio.
Los insultos, grosería verbal, las diatribas y diatribas , son como huevos de víboras y cenizas ardientes que vomita la lengua comprometiendo los dientes, labios y el hocico, pagando el atrevimiento, temeridad y fogosidad que la lengua incita, la fonación lingüística enloquece al rival en polémica que se produce entre litigante de palabras hirientes, los ánimos se enfadan entre contradicho y al arribar al clímax con la disputa u opiniones diferentes, se pierde el control nervioso, se torna rojiza la situación y aparecen las trompadas, las heridas y arañazos que los dientes, los labios y el hocico sufren cuando la lengua ha logrado refugio.
La impetuosidad de las unidades lingüísticas, como fonemas, morfemas, sintagmas y lexemas para construir oraciones y frases, se disparan en palabrerío desintonizado y desafiante, el escenario como preámbulo de lo que puede suceder se torna tétrico, la toxicidad del momento hace el futuro  con acciones  inciertas, convirtiéndose en cierto con las partículas y chispas incandescentes que pululan en el ambiente, trompadas, galletones, punzonada, machetes filosos, garrotes, cuchillos hirientes, piedras y explosivos que cuando las manos los sueltan no pregunta en que rostro pegarse, pero la lengua escondida solo observa el escenario hiriente pero no da el frente, escondida detrás de labios, dientes y hocico. 

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